Recientemente, José Luis Rodríguez Zapatero, a la sazón Presidente del Gobierno, ha mostrado su interés por introducir el voto electrónico en próximos comicios electorales en España. La idea es razonablemente viable desde el punto de vista tecnológico, pero puede provocar todo tipo de recelos que, por otra parte, podrían estar lo suficientemente justificados.
El verdadero problema de instalar lo que denominaríamos «urnas electrónicas» es el grado de confianza que tenemos en nuestro gobierno. Porque humanos somos y por tanto susceptibles de caer en tentaciones. En estos tiempos que corren, con la amenaza fantasma omnipresente de la «gran conspiración» ¿de verdad confiaríamos nuestro sufragio a una máquina que ha sido programada por hombres y por tanto, que podría llegar a «engañar»?
La elección de Bush como presidente de EstadosUnidos fue precedida por la mayor bronca electoral del siglo XX. Los norteamericanos votan mediante ¡tarjetas perforadas! y estos votos son contados mediante ¡lectores de tarjetas perforadas! Recordemos que, como no habían ganado los que «tendrían que haber ganado» se recurrió judicialmente al recuento de estas tarjetas de votación manualmente, descubriéndose no pocos fallos no detectados en el recuento provisional, y produciéndose nuevas «anomalías» que alteraron el resultado final. En las próximas elecciones que se celebrarán en noviembre, y para añadir más leña a la ya candente batalla política, un grupo de observadores independientes, que han tenido acceso al código fuente de las «urnas electrónicas» que se emplearán, han declarado que la seguridad de este proceso estará más que en evidencia porque el resultado es susceptible de manipulación.
En Venezuela se ha celebrado hace escasas fechas un referendum para decidir la contunuidad o no de su presidente, el tal Chávez. Conocido el resultado la oposición denunció el fraude (recordemos que el resultado favorecía a Chávez por cerca del 60% de los sufragios).El procedimiento en sí ofrecía garantías (el método consistía en validar la identidad, proceder a decidir en una urna electrónica la opción del voto, confirmar el mismo e introducir en una urna normal el «resguardo» del sufragio realizado con objeto de comparar posteriormente los resultados) y los observadores internacionales encabezados por el Centro Carter así lo certificaron.
Pues bien, en las próximas elecciones norteamericanas no habrá «resguardo» del voto…
He aquí la duda que me asalta, si este hombre, que sabemos que miente más que habla, y que ejerce como Presidente defendiendo los intereses de sus empresas y sus amigos, los cuales no tienen ninguna intención de dejar de ganar dinero a costa de guerras ilegales y toda clase de tropelías como las de Irak, ¿de verdad permitirán que Bush pierda las elecciones? ¿Alguien se lo cree?
Desde luego, tengo muchísima más confianza en la honradez política de los dirigentes españoles, y ese escenario no debería siquiera ser imaginado. No obstante, la decisión de anunciar la intención del Gobierno de introducir la «urna electrónica» ha de ser meditada con serenidad. ¿Confiaremos en nuestro Gobierno?
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