Está claro que el horno está que arde. Estamos cambiando. Los jóvenes comienzan a pertenecer a una generación que ya no aceptan lo establecido los últimos ¿200 años?. Las elecciones de este año pasaran a la historia, tal y como pasó el Chilicuatre a la historia absurda de Eurovisión, en un increible y valiente ejercicio democrático por parte de la organización.. y eso fue lo que tuvieron. Claro.
Hoy, se esperaba el cambio, pero el color morado de los círculos de Podemos y sucedaneos (con el permiso de Ciudadanos) sacan pecho en todas las circunscripciones, donde el PP pierde la mayoria absoluta en todas las ciudades. Especial debacle en Madrid y Barcelona, prolegómeno de lo que se espera. Los que ganan en esas ciudades, no existian hace unos meses. Los ciudadanos de las grandes urbes realmente están hartos.
Las reglas del juego han cambiado. El coctel de larga crisis en la que han crecido una nueva generación de votantes que eran la primera vez que se acercaban a las urnas, unido a la cercania con la que aparecen los nuevos líderes políticos, hacen que la dicotomía con la que hemos crecido otras generaciones sobre la derecha y la inzquierda se difumine en un absurdo del pasado.
El futuro es de los ciudadanos. El futuro es el de un reparto justo y equlibrado de la riqueza en armonía con una economía sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Un estado social donde las personas no puedan perder sus casas y en el peor caso su futuro tras la deuda de una hipoteca a 40 años.
Poco sirve hablar y explicar los irracionales comportamientos del pasado por parte de los mismos ciudadanos, poco sirve explicar las bondades del estado social e una sociedad socialdemocrata o neoliberal. Eso ya no importa. Lo que importa ahora es el cambio de caras. Un cambio de poder en personas ahora anónimas y limpias de polvo y paja. Personas no tocadas por la larga sombra de la corrupción y de las imputaciones, sean inocente o culpables.
Los cambios políticos ahora se vertebran en las nuevas tecnologías, en las redes sociales, en los “memés” insultantes o escandalosos que todos tenemos el derecho a compartir de vez en cuando en nuestro muro o blog, que para eso es nuestro. Hace no tanto tiempo, con motivo de las elecciones municipales del 2007, asesoré y cree los canales sociales (blog y twitter) de la campaña para Lola Gorostiaga, junto a su responsable de comunicación @rutenca y el Dtor de juventud, por aquel tiempo @raulgilb . Dos personas, por aquel entonces muy jóvenes, con inquietudes y con un pie adelantado en una política llena de personajes jurásicos. Para muchos quizás fue un experimento mas, se trataba de la primera política en las redes sociales en España. Ni siquiera recuerdo el resultado, pero al poco tiempo Obama con su #YesWeCan se instaló en la Casa Blanca, y hoy con decenas de hashtag consiguiendo “trendin topic” en torno a la política española en los últimos meses ¿a alguien le sorprende el resultado?
Descontento popular, viralidad, lo desconocido siempre será mejor que lo conocido,.. un coctel que pueda dar miedo. O quizás no. Solo si tienes tanta edad como para haber olvidado que un día fuiste joven.
Está claro que esto acaba de comenzar. La educación tradicional ha cambiado, ahora puedes formarte a golpe de MooC desde casa; las compras ya no son lo que eran, y el impulso del click es fácilmente reflejado en las cuentas de los gigantes chinos del ecommerce; las relaciones se hacen a golpe de whatsapp o de app social de ligoteo; las ideas e inventos se financian con miles de micromecenazgos (crowdfunding); la salud se revoluciona con la impresion 3D, donde ya no hay límites y tendremos corazones impresos en 10 años; el medioambiente se convierte en la religión a respetar y las empresas no pueden hacer otra cosa que subirse al carro o perecerán entre las llamas de la venganza del pueblo; la moneda fiat o impresa por los estados comienza a tener un cierto tufillo a estafa, y las cibermonedas como bitcoin ofrecen mas garantías y confianza, al fin y al cabo están las matemáticas detrás; las opiniones se escriben en blog como este y se difunden en los medios sociales donde se difumina en la infosfera y pasa a formar parte del ruido de fondo.
En fin, el paso de hoy es pequeño para un cuarentón como yo, pero puede ser grande para toda una generación que está deseando comerse el mundo.
Creditos: Imagen de VidayFelicidad
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