Como en la excelente novela trilogia de la Fundación de Isaac Asimov, los habitantes de la Segunda fundación no necesitaban comunicarse con algo tan arcaico como el lenguaje para expresar sus sentimientos, sus estrategias, sus conocimientos, y sus pretensiones.. todos vibraban en la misma longitud de onda.. en la misma frecuencia para entendernos.. no necesitaban hablar para entenderse… para sentirse. Aunque es obvio que aun estamos muy lejos de esa forma de comunicarnos, estoy convencido que la humanidad evolucionará, y lo está haciendo hacia ese modo de civilizacion.. la empatia crece, la gente desarrolla y cada vez cree mas en su intuición, aunque muchos se equivocan prejuzgando a su prójimo, sin embargo por el momento damos pasos en paralelo y nos dejamos llevar por la cultura de la imagen.
Una cultura que hoy en dia está generando mas males a nuestra sociedad que los beneficios potenciales.. nuestros hijos creen a pies juntillas en patrones de belleza impuestos por nuestros expertos publicistas. Bellezas creadas por ordenador, óptica y maquillaje. Cuerpos perfectos inexistentes que crean seres enfermos que buscan constantemente el reflejo de esa perfección creando fustración y depresiones. Como dice Pilar Cisneros Britto, Profesora Titular de SociologÃa de la Facultad de Ciencias Políticas y SociologÃía de la Universidad Complutense de Madrid:
Infinidad de enfermedades mentales y fisicas producidas por imagenes utópicas producto de nuestra sociedad de consumo. En definitiva, hoy que tenemos mas razones que nunca para ser felices, sin embargo a nuestros hijos les programamos para alcanzar ideales inalcanzables y falacias con el unico fin de seguir adorando al becerro de oro de la sociedad del consumo. No les dejamos que desarrollen su ser interior, y se acaban perdiendo en la selva de la belleza artificial. Afortunadamente algo está cambiando en los pilares de nuestra sociedad.. como en La Fundación, lo noto, lo siento. 🙂
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